Leer puede hacerte feliz

“No tengo especial interés en la lectura. De pequeño me enseñaron a hacerlo en la escuela, sí, pero no fue suficiente para que me entusiasmara este mundo. Con mis conocimientos me da para entender qué pone en los carteles de publicidad, en los rótulos de televisión y poco más. ¿En casa? No hay muchos libros en casa. Nunca he visto a mi padre o a mi madre leer. En casa vemos mucho la televisión, eso si. Partidos de fútbol, programas del corazón y telenovelas. Tampoco entiendo por qué debería aficionarme a leer. Al fin y al cabo, en la vida no sirve de nada. O si? “.

Este fragmento de texto podria haber sido firmado por un joven de clase media de cualquier casa de este país. Aunque él no es consciente de la situación, este punto de visita implica que, este niño no será capaz de acceder a un tipo de información que le haría tener más conocimiento, utilizar nuevas herramientas de trabajo, soñar y ser libre. Y lo peor de todo es que no tiene culpa de nada. Sería una víctima de esta sociedad que hemos creado entre todos. Eso si, después no tendrá  inquietudes culturales, no se desarrollará laboralmente o no disfrutará de los valores mínimos para ser capaz de vivir bajo unas normas, y entonces nos escandalizaremos. Es nuestra obligación como miembros de una sociedad democrática, garantizar a nuestros jóvenes el acceso a la educación y a la cultura y esto sólo se puede aconseguir de una manera transversal: instituciones públicas, familias y medios de comunicación han de remar en la misma dirección. Tan importante es el trabajo de unos como de otros, sólo así podremos aspirar a ser en el futuro una sociedad culta, preparada y madura.

La primera y principal puerta de entrada a la cultura es la de la lectura. Con esta práctica, el individuo se garantiza el acceso a la información y al conocimiento y, de esta manera, va a entender mejor el mundo que le rodea y podrá desarrollarse en él. Además, leyendo será capaz de descubrir las costumbres, tradiciones y formas de vida de otras culturas y, por ende, entenderá mejor algunos comportamientos y puntos de vista. La lectura es clave para el entendimiento entre todas las civilizaciones que convivimos en el planeta.

Pero sobretodo, leer te hace libre. Con un libro, una persona puede viajar al otro lado del mundo o del universo; a cualquier punto de la historia o incluso, por un período de tiempo; vivir la vida de otra persona. Un libro puede dar sentido a tu vida. Nosotros, que leemos, somos unos auténticos privilegiados. ¿No es una conciencia que no le traslademos estos valores a los que no lo hacen? ¿Es justo que privemos a nuestros jóvenes de experimentar las sensaciones que te reporta una buena lectura? Aquellas personas que son conscientes de la situación y tienen la capacidad de cambiar las cosas y no lo hacen, serán responsables de que estos jóvenes no disfruten de la lectura. Serán responsables directos de que no lleguen a ser felices.

Por lo tanto, debemos de estar preparados. Si el niño del principio nos preguntara algún día. “por qué debería aficionarme a la lectura? “. Nosotros debemos responder: “Leer puede hacerte feliz”.

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